Ninguna otra situación de la vida, supone tantos cambios como la migración.

20.09.2021

La migración de los pueblos y de las personas es tan antigua como la historia de la humanidad. Encontramos movimientos de pueblos y comunidades enteras siguiendo la migración de los animales desde del origen del hombre. Hoy en día ya no existe o son muy pocas zonas en el mundo las familias que no tienen algún miembro o no conozcan a alguien de la familia o de su comunidad, que no tenga la intensión de migrar. John W. Berry (1974, 1980), psicólogo canadiense, explica que hay dos factores por lo que las personas buscan la migración: "Push", factor de empuja hacia afuera del país original y factores por los cuales los inmigrantes se sienten atraídos, "Pull" razones contrarias donde las personas se sienten atraídas por el país. Los dos movimientos tienen en común la búsqueda de un aumento en la calidad de vida.

Cuando una persona emigra a un país con distinta lengua, cultura, costumbres, tradiciones, etc. se encuentra frente a una situación paradójica: hasta donde mantener sus propias costumbres , y hasta donde asimilar las del lugar de residencia, lo cual generalmente es necesario para adaptarse y poder conseguir las metas anheladas.

El inmigrante frente a esta situación tiene varias opciones:

  • Asimilarse, buscando hacer propias las costumbres del país de acogida y dejar de lado las suyas.
  • Separarse, buscando a mantener su propia cultura y evitando el contacto con la nueva cultura.
  • La marginación, donde se aleja de ambas culturas, la propia porque la ve como un impedimento y también rechazar la cultura de la sociedad que lo acoge.
  • Integración, donde se busca mantener la cultura propia, e integrar la del país de acogida, la que parecería ser la opción mas recomendable y no siempre la más rápida.

Los inmigrantes, a pesar de residir hace años en el país, pueden mantener el corazón dividido y esto se llama un sentimiento de apátrida: sensación de no pertenecer a ningún lugar. El corazón esta dividido entre su país de origen y el país donde se ha instalado definitivamente.

Este conflicto interno, se puede elaborar y gestionar desde el reconocimiento del tipo de salida que se ha tenido al dejar su país de origen, reconociendo e identificando lo que se ha dejado, los recursos, la realidad y las fantasías, las posibilidades y desde que posición se lleva a cabo el proceso de inmigración, donde se considera al país de acogida como una oportunidad para llevar a cabo las metas o desde una posición deficitaria donde la frustración y la soledad son los protagonistas.

El proceso de migrar no es sencillo y las pérdidas son muchas. El duelo migratorio es necesario para llevar a cabo el proceso de integración con cuidado, donde la familia, el país, los lugares, los aromas, la música y los modismos son los protagonistas, y ayudará al inmigrante a atravesar el duelo del mejor modo posible llegando a la integración en la nueva comunidad y cultura elegida para vivir.